¿Defensa personal en el jardín de niños?

¿Defensa personal en el jardín de niños?

Foto: Hugo Gutiérrez.

Frecuentemente los niños y las niñas ingresan a las clases de artes marciales con el objetivo (de los padres) de aprender defensa personal, incluso niños de preescolar. Puede ser que un niño o niña esté padeciendo algún tipo de abuso por parte de sus compañeros, ahora se le llama “bullying” y entonces alguien recomienda inscribir al niño o niña a tae kwon do, karate u otro arte marcial. ¿Es la decisión correcta? ¿El niño experimentará una transformación mágica y se convertirá en un arma humana con la madurez suficiente como para utilizar sus habilidades de manera eficaz? Es difícil imaginar que así ocurra, sin embargo, esto no quiere decir que la clase de artes marciales o tae kwon do no pueda ofrecer al niño muchas otras capacidades para enfrentar su día a día en el jardín de niños.

¿Qué tan importante es para un niño de preescolar aprender defensa personal y qué tan posible es que la aprenda? Mi experiencia trabajando en jardín de niños y con niños de edad preescolar es que la defensa personal esencial en el jardín de niños tiene que ver más con mordidas, pellizcos, rasguños, aventones, rara vez (casi nunca) veo involucradas patadas, golpes, llaves, etc. Pero sobre todo está involucrada la autoconfianza del niño para no dejar que abusen de él y cierta sociabilidad para tolerar a los compañeros. Obviamente los maestros de artes marciales no vamos a enseñar a los niños como pellizcar y morder, eso ya lo saben desde que nacen quizá entonces la defensa personal que tengamos que enseñar a nuestros niños sean capacidades de socialización, y buena parte de estas capacidades surgen al interactuar con otros niños. Cuando comencé a dar clases me ponía de nervios cuando los niños en sus juegos comenzaban a jugar luchitas y otro tipo de juegos “rudos” y los separaba inmediatamente, pensaba que se iba a notar falta de control sobre la clase, ahora pienso– si a este niño no lo dejo probar sus fuerzas en plan amistoso con un compañero y en un entorno seguro, será más complicado que desarrolle esta habilidad en el futuro-, además cada vez existen más hijos únicos para los cuáles este tipo de interacción se vuelve todavía más valiosa por lo que considero adecuado que haya ciertos momentos de la clase de arte marcial o taekwondo en los que los niños puedan jugar libremente y sólo con una leve supervisión por su seguridad.

Por otro lado, las habilidades de defensa personal, refiriéndonos a técnicas sobre todo, requieren siempre de una práctica constante, de cientos o miles de repeticiones (sin exagerar) y de capacidad para el aprendizaje de la técnica, ésta capacidad es limitada en la edad preescolar y en los primeros años de edad escolar. Es hasta el noveno o décimo año de vida (Dietrich 2004) qué comienza una fase en la edad de los niños en la que se facilita el aprendizaje de habilidades y técnicas. Entonces, creo que no vale la pena invertir tanto tiempo y esfuerzo del niño en que aprenda o intente aprender algo para lo que aún no está preparado ni física ni psicológicamente y que no le redituará beneficio inmediato en su entorno ¿de qué le sirve a Pablito saber “defenderse” si no sabe jugar con sus compañeros?

Las artes marciales eran originalmente actividades de adultos y exclusivas de la milicia. Surgieron para ganar guerras y batallas, se utilizaban armas en buena medida. Se han probado los beneficios de su práctica en todas las personas y es por eso que su práctica esta tan extendida, y ahora es deber de  nosotros los maestros de artes marciales hacerlas las mejores armas para las batallas del día a día en el siglo XXI.

Prof. Luis Arroyo