Un punto de vista radical sobre la educación en los niños

¿Qué pasaría si a nuestros niños pudieran elegir asistir o no a la escuela? ¿Cuántos niños elegirían ir? ¿Qué pasaría si existiera una escuela en donde la asistencia a clases no fuera obligatoria? ¿Cómo sería una escuela en donde el niño decide que aprende y qué no aprende? ¿Cómo sería la vida de un niño que decidió no asistir a una sola clase de escuela? ¿Qué herramientas tendría para ganarse la vida? No sé si alguna vez se han hecho esa pregunta, hay personas que no sólo se lo han preguntado ¡lo han llevado a la práctica!

“Un punto de vista radical sobre la educación en los niños” es el subtitulo del libro SUMMERHILL obra publicada en 1960 por Alexander Sutherland Neill, director y fundador de la escuela del mismo nombre. Escuela que hasta la fecha sigue en funcionamiento ahora dirigida por la hija de Neill. ¿Por qué escribo sobre éste libro? Hace casi tres años que lo encontré en una venta nocturna en la librería del fondo que estaba en Río de la Loza e Independencia. No lo leí inmediatamente que lo compré pero desde las primeras líneas representó un parte aguas en mi manera de enseñar taekwondo a niños.

Hace unos tres años llegó un punto en que me era muy complicado enseñar a mis alumnos avanzados, trataba de enseñar a la manera en que aprendí yo, intentaba aplicar métodos de adultos en niños que naturalmente terminaban por aburrirlos. Hubo un tiempo en que formaba a los niños en las clásicas líneas que los maestros fundadores de algunas artes marciales modernas tomaron de las prácticas militares. En su momento tuve maestros muy motivadores y yo trataba de utilizar esta clase de motivación con los niños. Si lo haces bien harás buen examen, si lo haces bien al Sinodal le gustará tu examen,  eso está muy bien para motivar niños una clase, un mes, exagerando un año, pero luego se aburren. Cuando pasa eso empiezan los problemas, si son introvertidos se distraen, si son más extrovertidos te cuestionan, te contestan, hieren tu ego de maestro, de macho alfa “líder” de una manada de niños, ¿y qué hace uno como maestro? Grita, se impone por la fuerza, muchas veces nos lucimos delante de los padres. Recuerdo como me felicitaban antes los padres por como era yo de exigente, por como traía cortitos a los niños, la verdad es que me siento orgulloso de que ya no me feliciten por eso.  Es más fácil enojarse y gritar que planear y preparar una clase, es más fácil echar la culpa a los niños y decirles que son flojos a ponerse en su lugar y conocer sus motivaciones. Lo que más me llamó la atención es que Neill se pone del lado del niño, cosa que para mi es bastante peligrosa pues los que pagan las mensualidades (y mantienen mi escuela y por consecuencia a mi) no son los niños, pero eso es otro tema, pasemos al libro.

El primer shock con el que se encontrará un lector contemporáneo de la obra de Neill, es que a pesar de la edad del libro (más de cincuenta años) sus ideas continúan siendo muy radicales, desde el inicio chocará con la forma en que nos dijeron que tenía que ser la educación pues llevamos utilizando un método educativo añejo, abanderado por la frase POR TU BIEN, y que nunca nos hemos atrevido a cuestionar. Educar a los niños para la comodidad del adulto, utilizando el recurso del miedo, sin embargo un punto muy importante de las ideas de Neill es el hincapié hace en buscar otra manera de educar, si hacemos que los niños nos sigan u obedezcan por miedo, estamos educando adultos miedosos.

Otra cuestión que puede chocar con nuestra concepción tradicional de escuela es que en Summerhill la asistencia a clases es voluntaria, es decir, si un niño durante toda su estancia en la escuela no quiere asistir a ninguna clase, no será forzado a ello. Aunque de acuerdo a la bibliografía que he consultado (los libros de Neill y documentales sobre la escuela en Youtube) son pocos los niños que deciden no asistir a ninguna clase.  Anexo el video de una persona que estudió en esa escuela y que decidió no asistir a ninguna clase. Abandonó Summerhill a los 15 años prácticamente sin poder leer ni escribir, ahora (en los 90’s que es cuando se realizó el documental) se gana la vida enseñando inglés a ingenieros japoneses. Con el miedo con el que somos educados creemos que si nuestro niño no saca un 10 en su examen de fracciones del miércoles va a terminar de cajero en un centro comercial, con la consiguiente carga discriminatoria que tiene el considerar un puesto de cajero como algo para personas inferiores.

Una consecuencia inmediata que se me ocurre de la asistencia voluntaria a clases es el alivio que debe de representar para los maestros el poder enseñar a quien le interesa aprender. ¿Se imaginan lo difícil que debe de ser enseñar a quien no quiere aprender o que simplemente no esta listo?  Aparte de difícil carece de sentido totalmente. En lo personal agradezco el ser maestro de algo que la sociedad considera no esencial para el desarrollo de los niños, enseño un arte marcial y a mi escuela por lo general asisten personas que quieren aprender o que disfrutan la actividad. Sería muy complicado para mi enseñar historia a alguien que no quiere aprender pues perdería mi tiempo y el del “estudiante”.

¿Cuál es el principal énfasis de la escuela de Summerhill? La felicidad, de nada nos sirve ser personas de “éxito” si ese éxito no lo podemos trasladar al plano personal. Si no soy feliz yo mismo no puedo ser altruista y ayudar a los demás. ¿De qué nos sirve un doctor de personas que hubiera preferido ser veterinario? Pero que fue convencido de que el dinero está en la medicina de personas o porque su familia lleva cuatro generaciones de doctores especialistas. Lo más probable es que no pase de ser un médico mediocre y todos los que lo aconsejaron probablemente hayan privado a la sociedad de un veterinario brillante.  Además, el sistema educativo actual, qué es exactamente igual al del de la época del libro Summerhill, no tiene ninguna preocupación en el bienestar emocional de los estudiantes. Sólo se preocupa de ciertas áreas del conocimiento que ni siquiera son habilidades que el estudiante requerirá más adelante. Nunca he sabido de un jefe de recursos humanos que en una entrevista pregunte las tablas de multiplicar.

La obra de Neill es desde mi punto de vista, lectura obligada para toda persona que se dedique a la docencia con niños y la considero un excelente apoyo para padres y madres de familia que quizá no puedan aplicar el método de Summerhill en su totalidad pero que será de gran ayuda para actuar como contrapeso ante toda la desinformación que nos rodea. En México el Fondo de Cultura Económica edita el libro de SUMMERHILL “Un punto de vista radical sobre la educación en los niños” y también editó una serie de ensayos que diferentes pedagogos hacen sobre el libro bajo el título “SUMMERHILL: PRO Y CONTRA”.

En futuros artículos escribiré un poco más sobre temas específicos en la obra de Neill, el miedo, los castigos y los premios, el maltrato físico que muchas veces nuestra sociedad justifica y hasta fomenta. Ojalá que éste artículo haya picado un poco la curiosidad de algún padre o madre de familia y le permita aprovechar la experiencia de una persona que dedicó toda su vida a experimentar en la práctica la educación infantil.

2 comentarios en “Un punto de vista radical sobre la educación en los niños”

    1. Gracias por los comentarios, todas las personas que tengamos contacto con niños tenemos la obligación de prepararnos. El simple hecho de que le haya llamado la atención ya hizo que escribir el artículo valiera la pena, saludos!

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